martes, 28 de diciembre de 2010

Quiso el destino que ya no hiciera más frío.

El futuro tiene muchos nombres.
Para los débiles: Inalcanzable.
Para los temerosos: Lo desconocido.
Para los valientes: Oportunidad.

Uno hace, piensa, siente, experimenta, sin saber que es lo que va a pasar. Podés tener una idea, si, claro, pero las consecuencias se disparan para cualquier lado, siempre. Sin embargo, eso no puede prohibirte nada. No podés prohibirte nada. Ni nadie puede hacerlo. Nada debería estar prohibido. 
Uno se debe atener a lo que hace, piensa, siente o experimenta. Sería muy sencillo no cargar con causalidades, con culpas en caso de que salga mal. Pero, ¿quién sabe? Quizá necesitamos que nuestra vida sea complicada, porque sino no sabríamos que hacer con ella.
Ejemplo, cuasi-político: En caso de utopía (momento en que la sociedad es perfecta) quizá, y solo quizá, no tendríamos preocupaciones por ende, no sabríamos llevar a cabo nuestras vidas. Es así de simple. Los "problemas" existen porque los formulamos, los necesitamos. No necesitamos tenerlos. No
Pero si, en caso de felicidad, decir que los pudimos superar
Porque el estado perfecto, sería el de, precisamente, no tener problemas, o haberlos tenido y haberlos superado. O, ¿por qué no? Tenerlos. Pero tener algo mejor por lo que ser feliz.
Todo esto lleva a que las oportunidades, son hechos que no debemos (se prohíbe, a partir de ahora) dejar pasar. 
No importa lo que pase. 
Solo... que pase.

Preferible hacer las cosas a mi modo.
Cada ser tiene un destino... ♪

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